La GpTanca también estuvo en Mónaco

“Yo a esto ya jugaba en mis tiempos. Pero no así, ahora lo hacéis mal”.

Penes, pitos, pollas, bananas, zimbeles y algún que otro chocho, se dieron cita en el Gran Premio más importante para estos chavales, el de Mónaco (que sin tilde sonaría a simio gigantesco). Los pilotos llegaron dispuestos a medirse bien las pollas, a una longitud inversa al tamaño de los peraltes.

Al final ganaron los picha flojas y los peraltes se quedaron bien altitos. Al menos la pista fue más estrecha, como dicta el reglamento para Mónaco.

Desde bien prontito por la mañana, después del café copa y puro de rigor, nos bajamos los de la GpTanca a esperarles. Por supuesto, con nuestras bolas de petanca. Ya a primera hora veníamos con ganas de bulla, e hicimos alguna intentona de despistarles mandando al Aurelio.

Aurelio fue un experto carterista allá en los 60. Se acercó a las mochilas e intentó robarles los bártulos. Lástima que uno de los viejos de la banda rival, los Geronto Kings, les dio el aviso de que les intentaban robar. Aurelio, al ver que su honor se veía en entredicho, amenazó en seguida con rajarle. Todo el mundo sabe que es mejor que te tachen de asesino que de ladrón.

Desde primera hora ya con ganas de bulla.

Pero ninguna de nuestras intentonas hizo falta. Ellos solos tuvieron para dar y repartir. Está claro que nuestra cizaña va surtiendo efecto. Eso y algún que otro vudú de sofá. Fue destacable en este sentido la actuación de Pablo, que habiendo quedado como un Homo… Sapiens durante toda la carrera, decidió después salir a defender a la novia para salvar la imagen de macho español. Pero ya era demasiado tarde.

Aguilillas para el niño y la niña

¡Ah! Y como nos reímos otra vez con Raúl. A Canuto casi se le cae la dentadura cuando volvió a

quedar de los últimos. Eso sí, el doblete de su equipo no estuvo mal. Le faltó algo, que se yo. En mis tiempos no éramos tan maricones. Quizá sea eso.

Ay si pudiera agacharme para tirar la chapa como antaño. Menos mal de las modernidades de ahora, con la cuerda atada a un imán para enganchar las bolas de la petanca.

Nos vemos la semana que viene.

Fdo: Un hater.